“Nadie se atrevió a capturarlo. Por un momento pensamos que era una fruta seca pero luego notamos que se trataba de un extraño animal con cabeza de cocodrilo y alas de mariposa”, afirmó el labriego.
Según expertos en biodiversidad “el aspecto del pequeño ejemplar es producto de su entorno de reproducción y técnicas de camuflaje para la supervivencia. Su picadura no es letal y pocas veces se deja apreciar”.
El portador del insecto está dispuesto a donarlo para que se exhiba o analice en laboratorios especializados.
Los curiosos aseguran que quienes han sido picados por el insecto presentan “comportamientos extraños” y “deseo sexual”. (fuente www.caracol.com.co)
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