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Nada de una rotura sin importancia, no. Las secuelas nerviosas de la caída han acabdo derivando en lo que se conoce como Síndrome de Excitación Sexual Persistente. Ahora, parece ser que necsita unas diez sesiones de sexo al día y que la más ligera vibración le acaba produciendo unas enormes ganas de tener sexo, según The Daily Star. Ella misma lo explica: “Todo empezó como un una punzada por ahí abajo que atravesaba todo mi cuerpo. A veces desembocando incluso en un tembloroso orgasmo (…) Como no existe ninguna cura, lo único que puedo hacer es intentar controlar mi pasión respirando profundamente. Espero encontrar algún día un super semental que pueda satisfacer mis necesidades”. El único consuelo es que seguro que encuentra unos cuantos dispuestos a ayudarla… |